CUIDEMOS NUESTRO IDIOMA, TODOS
Ahora que tengo tiempo...
Cómo no... Acabo de leer que la culpa de que en muchos programas de televisión aparezcan titulares con errores de ortografía es de... claro, los profesores. Cómo no...
Pues miren, no, no y no. Desde que era pequeña me ha gustado el cole y sí, mis padres son maestros pero nunca me han obligado a estudiar, salía de mí. Sin duda, ellos han sido un ejemplo para mí pero también me he preocupado por escribir bien. Eso no me lo ha obligado a hacer nadie. Mi maestro de Naturales me dijo una vez: "Mari Carmen, deseando estoy de corregirte una falta alguna vez, pero creo que me quedo con las ganas...
Siempre he pensado que si nosotros no cuidamos la lengua, ¿quién lo va a hacer? En mi opinión, y es sólo eso, escribir bien depende de muchas cosas: prestar atención al maestro o profesor que nos explica y sí, cada uno es un mundo y tiene su librillo, como cada uno de nosotros...; tenemos diccionarios físicos y en la red, podemos consultar en cualquier dispositivo electrónico hoy en día. Podemos leer libros, descargarlos, y la edición de cada uno garantiza su buen resultado. Y sí, hoy vamos con prisa pero cualquier móvil, tablet u ordenador tienen un corrector ortográfico que nos marca en rojo lo que no está bien escrito y nos ayuda a revisar todo lo que hemos expuesto...
Mi amor por la Lengua me ha llevado a tener la suerte de poder ser profesora de inglés y cuando en una traducción veo alguna falta de ortografía, la corrijo porque para mí es un error, aunque estemos trabajando con dos idiomas distintos a la vez.
La lengua madre es una herramienta que debemos cuidar con esmero y dedicación porque es como dice la propia palabra, madre nuestra. Tenemos muchos medios al alcance para hacer que nuestro idioma en este caso, el castellano, lengua maravillosa para hablar, escribir, cantar, hacer poesía, para comunicarse al fin y al cabo, sea uno de nuestros tesoros inmateriales. Y sí, el profesor debe usarla como herramienta metodológica y es por eso que de ha de esmerarse en ello pero también nosotros, cada uno, como propietarios y usuarios de tal habilidad en sus diferentes versiones: cognitiva, lingüística, psicológica, personal, empática...
Responsabilicémosnos del uso propio de nuestra lengua porque gracias a ella podemos expresar lo que pensamos tal y como acabo de hacer.
María del Carmen Pérez Rivas.